Natalia caminaba por la carretera para pasar a la otra calle, con rápidez, porque no le había apetecido ir hasta el semaforo. Pero alguien le paro allí, en medio.
- ¿Eres feliz?- le dijo el decsonocido. Natalia se rio.- ¿De que te ries?
- Que me hace gracia que ni mi familia ni mis amigos se hayan atrevido a preguntarmelo nunca y que tú, un desconocido al que no he visto en toda mi vida, lo haga en medio de la carretera con riesgo de que venga un coche y nos atropelle.
- ¿Lo eres?
- No.-dijo Natalia mientras su sonrisa iba desapareciendo.
- A partir de hoy, lo serás. Si quieres, claro. ¿Te apetece tomar algo con un completo desconocido?-dijo sonriendo aquel extraño y le hizo volver a sonreir a Natalia.
- He podido morir atropellada por hablar contigo así que, me encantaría poder hacerlo sin seguir corriendo este riesgo absurdo.

6 comentarios:

  1. el desconocido tiene el ego bastante grande.. jajaja
    muy bueno!
    besoss!

    ResponderEliminar
  2. Qué chico más atrevido (y Natalia tampoco se corta un pelo, jeje...). Seguro que se llevan a la perfección :)

    ResponderEliminar
  3. jolin, menuda suerte tiene Natalia pues.

    ResponderEliminar
  4. A veces es más fácil sincerarse con un completo desconocido. No hay miedo a ser juzgada.

    ResponderEliminar
  5. Algunas personas desconocidas saben hacer las preguntas que necesitamos contestar :)

    Un besito color púrpura

    ResponderEliminar
  6. A mi tambien me gustarìa que me apareciera un tipo desconocido !
    una sonrisa para ti :)

    ResponderEliminar